Antonio
Vidal, Ratón.
Es una de
las personalidades más reconocida de Los Pinos y si no lo conocen físicamente
alguna vez todos escucharon hablar sobre él. Vivió toda su vida en el pueblo,
en sus pupilas quedaron marcado a fuego los cambios. Los vientos han actuado
como un cincel sobre su piel, añeja quizás, pero repleta de historias.
E-:
Nombre
A-:
Antonio Vidal
E-:
¿Edad?
A-: 72
años
E-:
¿Cuánto hace que vive en Los Pinos?
A-: Y
mirá… vivo en los Pinos desde siempre, toda mi vida transcurrió en este lugar.
Setenta y dos años caminando las mismas calles, respirando el mismo aire…
E-: ¿Cómo
transcurre un día suyo en Los Pino?
A-: Me
gusta andar con alguno de los animalitos que tengo, siempre hay algo para
hacer, vacunarlos, cuidarlos, curarlos; también me entretengo en la quinta y
cuando tengo todo más o menos resuelto me voy a pegar unas vueltitas por el
pueblo o a tomar una copita a lo de un vecino.
E-: ¿Qué
cambios observó en el lugar con el transcurso de los años?
A-: Era
muy distinto por la cantidad de gente que habitaba. Hace muchos años atrás,
este lugar estuvo mucho más poblado y se debió al trabajo de la cantera. Había
muchos ranchos improvisados, cada terreno que ves ahora y que no hay nada,
antes allí había una casita, un rancho.
E-: ¿Qué
recuerda de la cantera?
A-: Me
acuerdo de la cantidad de gente que vino de todos lados para poder trabajar. Se
ganaba mucha plata y eso entusiasmaba a los que eran de acá y a los que no. Por
eso de un momento a otro la población empezó a crecer más, había aumentado
tanto la cantidad de pobladores que incluso se hicieron algunos hoteles para
recibir a los viajeros.
E-:
¿Dónde trabajó usted en aquella época?
A-:
Trabajé en el campo, a mí siempre me interesó las actividades rurales. Recuerdo
que como no había mucho transporte con los muchachos nos manejábamos a pie o en
bicicleta tanto para ir a Balcarce, San Agustín o hasta los campos donde
trabajábamos.
E-: ¿En
qué momento las personas comienzan a marcharse del pueblo?
A-: Y más
o menos fue durante el cierre de la cantera. De todos modos, ya la gente había
comenzado a marcharse desde hacía un tiempo. Cuando la cantera finalmente cerró
fueron muchos los que se marcharon y quedamos nosotros, los que nos dedicamos a
trabajar en el campo.
E-:
Cuéntenos sobre su hazaña la que es nombrada en el chamamé…
A-: Fue
una travesura que me mandé de pibe, pero no resultó. (Se ríe) Siempre me gustó
ver cómo pasaban los aviones, a veces me iba hasta la laguna para poder ver
cómo aterrizaban y tenía ese gran entusiasmo de querer volar. Con un amigo nos
encargamos de hacer un aparato, era un motor que tenía que hacer funcionar unas
alas, pero cuando lo probé no funcionó. Me caí, me golpeé bastante y después de
eso no lo volví a intentar nunca más.
E-:
¿Alguna historia de Los Pinos que quiera compartir con nosotros?
A-: Se me
viene a la mente la fiesta de ajo. Era una fiesta importante que convocaba a
más de mil personas. La primera se hizo en el club Sportivo, luego en la
Estación porque tenía un salón más grande, hasta que finalmente se trasladó al
aeroclub, en el galpón se anexaba una carpa. Desde unos días antes comenzábamos
a trabajar para armar todo. Venían artistas folclóricos como Chango Nieto,
Argentino Luna, Daniel Toro, Torres Vila. El encuentro consistía en un
almuerzo, trabajamos como mozos más o menos setenta u ochenta personas y
después había bailes con los artistas invitados. Era una fiesta muy esperada por la
concurrencia que tenía, pero bueno las cosas cambian, el ajo ya no se sembró
más y esa fiesta pasó al olvido (sonríe con nostalgia).
E-: Algo
que quiera decir sobre Los Pinos…
A-: A este lugar le debo
mis días, me gusta absolutamente todo, así como es no cambiaría nada…
Excelente entrevista. Historias que se transmiten de boca en boca, contadas en primera persona.
ResponderEliminarEstoy a la espera de más!!!!